Hola, ¿cómo estás?
Yo muy bien, disfrutando de un poco de silencio y de sol, en este domingo despejado en Buenos Aires.
Durante la tarde de ayer estuve grabando algunas respuestas a preguntas que me hicieron por instagram, para subirlas en reels en los próximos días.
Agregué, por último, una pequeña encuesta para que me cuenten de qué quisieran que hable en estos mails dominicales. Sus propuestas fueron muy interesantes así que, desde ya, mil gracias por acompañarme en estas ideas.
En este correo me quiero centrar en una que decía “miedo al abandono, y cómo afecta en las relaciones amorosas”. Y aquí voy…
Podríamos pensar al miedo al abandono como una cuestión traumática. Es decir, probablemente Agustina (sólo diré el nombre), quien escribió esta idea ayer en Instagram, se haya sentido abandonada en algún momento de su historia. Es probable, ¿no? Y de hecho es más habitual de lo que creemos. Entonces este miedo no le cayó del cielo, no nació con él, sino que se formó como consecuencia de una o varias situaciones de malestar de su pasado.
El miedo al abandono como puerta a una mejoría
Cuando hablamos de abandono emocional nos referimos a que alguien estuvo físicamente, pero no estuvo lo suficiente emocionalmente: no contuvo, no alojó, no habló, no empatizó. Y entonces no podríamos decir “tal persona me abandonó”, porque estaríamos juzgando la intención de esa persona, que probablemente te haya dado absolutamente todo lo que pudo y con la mejor intención, por lo cual, esto no se trata de buscar responsables ni culpables.
Sin embargo, siempre se puede pensar y hablar en el idioma en el que sentimos, en primera persona. Y eso sería algo como “me sentí abandonada/o”. Aquí no cuestionamos la intención del otro ni juzgamos, simplemente hablamos de lo que sentimos. Pensarlo de esta forma alivia, porque la idea no es comenzar una pelea interna, sino buscar apaciguar el dolor o la angustia que ese sentimiento de abandono causó.
Pero entonces, ¿estas vivencias pueden dejar instalado un miedo recurrente a ser abandonado/a? Sí, por supuesto. Cuando digo “instalado” no me refiero a que quede para siempre, a que sea crónico. Quiero decir que existirá adentro de ese alguien, hasta que logre comenzar a sanarlo, si es que lo hace, por supuesto.
¿Cómo afecta esto en los vínculos?
Porque no sólo en las relaciones amorosas, es decir, de pareja (como decía la pregunta), sino en los vínculos en general, quienes experimentan este miedo sufren en tensión, no están tranquilos en sus vínculos. Están alertas, ya sea desconfiando o bien relacionando todo con ese miedo. Cualquier desacuerdo puede ser un momento previo al abandono, cualquier persona nueva es una amenaza para que ese otro se vaya, o no se vaya pero quiera más a esa nueva persona que a uno.
Y desde ese miedo, quien lo sufre está convencido de que realmente el abandono va a suceder. Y entonces en su accionar, casi inconscientemente, recurre a propiciarlo o facilitarlo, casi como una reacción desde el enojo. Es decir, si ya sabe que va a ser abandonado, muchas veces se encuentra mal predispuesto al vínculo, porque total en su cabeza va a llegar un momento en el que nada va a poder hacer para evitar ser abandonado. Entonces, ¿de qué va a servir intentarlo?
Muchas veces, tu miedo al abandono muestra que te estás abandonando
Quizá no encuentro la manera de decirte cómo afecta a tus vínculos el miedo al abandono, porque pueden haber muchas. Lo que sí puedo y quiero decirte, es que indiscutiblemente afecta, y mucho. Pero principalmente afecta al vínculo que vos tenés con vos mismo/a, ya que evidencia, una y otra vez, lo poco que te querés.
Tu sentirte abandonado/a podría funcionar como un indicio de que algo no anda bien en vos. Me corrijo: tu sentirte abandonado y quedarte prolongadamente en ese vínculo, podría significar que algo no anda bien en vos. Siempre doy el mismo ejemplo: si yo voy a comer a un restaurant y me traen un plato equivocado, además la atención del mozo no es amable, el lugar es ruidoso y no está limpio y me cobran de más… pero vuelvo durante tres años a intentar que me atiendan bien, que entiendan qué plato quiero, que limpien el lugar y que sea silencioso: ¿de quién sería la culpa de mi malestar? ¿no sería más fácil comer en mi casa, o buscar otro restaurant que me guste?
¿Cuántas personas se quedan en sus vínculos a fuerza de enojo y de disconformidad, intentando que el otro cambie?
Laisser à bandon… ¿eh?
Habitualmente encuentro mucha profundidad en la etimología de las palabras. Encuentro que muchas de ellas las usamos de forma inadecuada debido a ignorar su origen o su composición.
Fijate que curiosa que es la definición etimológica de abandono:
La palabra “abandono” viene del verbo “abandonar”, y éste del francés “abandonner”, y éste de la expresión “laisser à bandon”, que significa: dejar en poder de alguien.
En conclusión…
Entonces, de alguna manera uno tiene que buscar ganarle a lo desafortunado de su historia. Y según la procedencia de esta palabra, cuando te abandonas, o bien, te quedas en vínculos en donde te sentís abandonado/a, te estarías dejando en poder de alguien.
¿Podríamos pensar que te estás dejando en poder de quien sentiste que te abandonó inicialmente, como un intento -infinito y fracasado- de volver el tiempo atrás, y de que quien te abandonó, no te abandone?
No sé… no tengo la respuesta. Este newsletter, después de todo, es para que reflexionemos.
Sin embargo, si te sentiste identificado/a con esto, quizá sea hora de que veas que este “dejarte en poder de alguien” te está costando muy caro.
Y entonces sólo me queda decirte: dejá de intentar buscar en tus vínculos a ver cuando logras encontrar uno en donde no sientas este miedo, porque no es una lotería. Dejá de cansar a tu alma probando vínculos, como si fueran pantalones, y aumentando tu frustración Trabajá en el vínculo con vos, por ejemplo, comenzando terapia.
Y hasta aquí llega el correo de hoy.
Como te digo siempre, compartilo si sentís que le puede servir a alguien, o sacá una captura de pantalla de la parte que más te haya gustado y subila a tu Instagram. Si lo hacés, etiquetame así puedo verlo y compartirlo.
Espero que tengas el domingo que desees y necesites tener.
Con cariño,
Danny.
Danny, me encanta cada palabra es precisa, nos dejamos a los demás, como si ellos solucionaran nuestros propios abandonos. Te leo siempre. Un abrazo.