“El padre y la madre (o quien nos haya criado) fundan aspectos determinados en sus hijos a partir de la relación que tienen con ellos, según como estén plantados en sus roles.
La madre será -para la vida del hijo- un factor determinante de sus aspectos relacionales, de sus vínculos afectivos. El padre, por su parte, resultará ser un factor preponderante en la relación de ese chico con el mundo, en la elección de la sexualidad, de su carrera.
Cada uno de ellos, y de acuerdo con el vínculo con el hijo, la postura ante la vida y la relación entre ambos, se convertirá en determinante para la forma de vincularse con él, para muchas de las seguridades e inseguridades que el pequeño tenga.
A veces, el abandono -real o no- de alguno de ellos, debilita cualquiera de esos aspectos. O la falta de rol, aunque esté presente físicamente.
En oportunidades, es mejor no tener algo que tenerlo mal, ¿No te parece?
Tampoco se trata de que sobreprotejan, porque eso también es una forma de abandono. ¿Suena extraño?
Cuando alguien te sobreprotege, tampoco te deja decidir, porque él elige qué es lo mejor para vos, dónde debés ir, qué tenés que estudiar, qué hacer y qué no hacer. Esto hace que esa persona te abandone de forma constante, ya que nunca tuvo en cuenta tus deseos esenciales, tus verdades más profundas; entonces el chico crece alejándose cada vez más de sí mismo y acostumbrándose a cumplir deseos de los otros.
Por lo cual, cuando elige pareja, lo hace desde lo que hicieron con él y no de lo que es en realidad, y se frustra y no es feliz, y sufre miedo a ser lo que desea ser porque, sin darse cuenta, se lo prohibieron. Así empieza la historia de nuestros temores para decidir, el miedo es el enemigo número uno de esta cuestión.
Y al miedoso o al temeroso no hay nada externo que lo calme, que lo haga sentir seguro, porque siempre busca la aprobación fuera y sucumbe ante la mínima desaprobación. Es más, no intenta por temor al qué dirán, al fracaso, a que lo dejen solo, a que se enojen, a que no les guste, a que lo tomen a mal. En fin, el miedo a cualquier cosa, miedo paralizante, miedo a sufrir.
Por miedo a sufrir soledad, sufrimos la tortura de una mala compañía. Por miedo a sufrir el final de una relación, sufrimos por años el infierno de una mala pareja. Por miedo a asumir las responsabilidades de un adulto, sufrimos siempre las consecuencias de actuar como un niño, siendo grande. Por miedo a cometer un error en nuestros intentos, sufrimos las consecuencias de no comprometernos nunca en nada que tenga que ver con nuestros deseos. Por miedo a sufrir el rechazo, sufrimos las consecuencias de postergarnos, y no nos mostramos como somos para lograr aprobación de todos, la cual, en verdad, jamás llega. Por miedo al juicio del otro, postergamos nuestros deseos y la solución de nuestras frustraciones sexuales.
Claro que el miedo es sano cuando actúa como advertencia de riesgos innecesarios, pero nunca cuando nos impide, nos prohíbe, nos separa de nosotros, nos aleja de los sueños, de nuestra esencia, de nuestro sexo, de nuestra vida. Jamás nadie nos dará la seguridad anhelada, sólo nosotros, volviendo a ser nosotros, tomando nuevamente el camino que dejamos, podremos lograrlo. No existe la magia, los miedos no se van porque sí; a los miedos se los combate únicamente con la acción... con nuestra acción.
Quiero preguntarte algunas cosas: ¿te has querido por lo menos en la misma medida que quisiste a otro? ¿te aceptás en la misma forma que aceptás a los demás? ¿te das placer en la misma medida que lo das? ¿pedís de la misma forma que te piden? ¿te das los permisos que das?
Elegiste nacer hace muchos años, me parece que es hora de que elijas vivir.
Sería bueno que intentes poner en práctica otra receta. Porque si hacés una comida de determinada manera y siempre tiene mal gusto, habrá que cambiar la fórmula, aunque sea para probar cómo sale, ¿no te parece?
Probá, intentá, empezá con pequeñas cosas, estudiá algo que nunca te animaste, ponete esa ropa que pensás que te quedará mal, decí “no.”
Alguna vez pedí aumento, poné tu propio negocio, no tengas miedo al orgasmo, hablá de sexo, corré algún riesgo... en fin: tratá de vivir en vez de durar.”
Este es un fragmento del comienzo de mi libro “Decisiones”. En Argentina, hoy tenemos que votar para decidir quienes conformarán -a partir de diciembre- parte de la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación, de las provincias y concejales de las intendencias.
Entonces me pareció oportuno enviarte esto, porque desde la más pequeña y efímera hasta la más trascendental y duradera, día a día nos enfrentamos al momento de la toma de infinidad de decisiones.
Si te gustó mucho mucho algún fragmento de lo que leíste, podés subirlo a tus historias de instagram etiquetándome como @danielmartinez.ok, así lo puedo ver.
Deseo que tengas el domingo que desees tener.
Con mucho cariño,
Danny.
Fue el primer libro q me compré después de escucharlos muchas madrugadas en radio continental. A partir de ahí recupere mi identidad. Muchas Gracias Danny y sus buenas compañías !!!💞 Bendiciones infinitas
Hola Dani, muy lindo tu DE MÍ...
GRACIAS por compartir tanto.
Me identifica y me ayuda mucho a tratar de mejorar y aprender desde otro punto de vista. Gracias mil !!!