Hola, ¿cómo estás?
Antes de compartir con vos lo que reflexioné para este correo, quiero contarte que esta noche, a las 11pm -horario Argentina- estaré haciendo un vivo en mi cuenta de Instagram: @danielmartinez.ok. Como es usual en mí, no le he asignado tema alguno, así que te espero para que compartamos, espontáneamente, lo que nos vaya surgiendo.
Dicho esto, continuemos con lo que anuncia el asunto de este correo.
Es natural en el ser humano que en la edad adulta, conserve costumbres y hábitos idénticos a los que aprendió en su infancia. Algunos muy buenos, otros no tanto y otros… definitivamente perjudiciales.
Semana a semana converso de esto con quienes tengo una primera consulta, porque creo que es parte de una necesidad de educar, desde lo psicológico.
Ojo, tampoco pienso que sí o sí toda situación padeciente del presente, proviene de la infancia. Pero considero a esta última, un lugar imprescindible para visitar a la hora de analizarse.
Y entonces me encuentro con quien se deja de lado y no se siente parte de grupos, cursos, o de su propia familia incluso, y tiene (¿casualmente?) una historia en donde sintió haber sido dejado de lado.
Hay quien es una bolsa de prejuicios y limitaciones hacia los demás, y que para cada cosa tiene una crítica. Detrás de esa fachada muchas veces vive alguien que, justamente, no sintió haber sido aceptado por quien era.
Hay quienes niegan, prácticamente, su posibilidad de disfrute. Y si uno indaga un poquito nomás, encuentra una infancia rodeada de sacrificio, incluso ponderándolo, en donde poco lugar había para un poco de distensión.
Es posible construir una mirada apreciativa. Una mirada diferente de la que se ha tenido e incluso padecido en algunos aspectos.
A partir de ciertos modos de transitar nuestros vínculos, nos enfermamos. Y a partir de maneras más sanas y amorosas de hacerlo, nos podemos curar. No entendamos “curar” como una salud perfecta y definitiva, sino como una vida de vivencias estables, no alteradas en frecuente y profundo sufrimiento.
Es verdad que aquellos vínculos que nos rodeaban desde que vinimos a este mundo, influyeron muchísimo en vos. Pero no te olvides que en aquel entonces, vos no eras proporcionalmente responsable de que prosperen de una manera saludable.
Hoy, vos sos el principal y único responsable de que tu vínculo con vos sea cada vez más genuino y sano. Y esto mismo es el punto de partida para que los vínculos que formes también lo sean.
Cuando digo que sos responsable no me refiero a tengas que hacerlo absolutamente solo, sin ayuda de nadie. Me refiero a que parte del crecimiento que podés proponerte, de ahora en más, tiene que ver con dejar de echar culpas por aquello que sucedió, y comenzar a tomar la responsabilidad de construir-te una vida mejor.
Si te gustó o te sentiste identificado con alguna parte de este correo, podés sacarle una captura de pantalla y subirlo a tu Instagram. No te olvides de etiquetarme así puedo verlo y compartirlo.
Buen domingo.
Ah, nos vemos a las 11pm en Instagram, te espero.
Danny.
🤲❤🇦🇷💪
Me encanta esta propuesta que nos haces, ya que a veces uno tiene la costumbre de mirar y juzgar lo pasado y de no ponerse a construir un camino mejor